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Explicado porBCG

Financie su trayectoria climática

Cómo ayudar a financiar su transformación baja en carbono

Métodos de financiación

Una pieza fundamental de la transformación hacia la sostenibilidad es la financiación. Las empresas tendrán que aplicar una serie de palancas para descarbonizar significativamente sus operaciones. Algunas de ellas supondrán simples cambios operativos, financiados a través de los presupuestos operativos existentes. Sin embargo, muchos cambios para reducir las emisiones o adaptarse y aumentar la resistencia a los efectos del cambio climático requerirán una gran inversión de capital. A modo de referencia, para alcanzar el Net Zero, las entidades de los sectores público y privado de todo el mundo necesitarán aproximadamente 3,8 billones de dólares en flujos de inversión anuales hasta 2025 (1). Se necesitarán inversiones públicas y privadas en toda una gama de soluciones, incluidos los proyectos de descarbonización emprendidos por las empresas.

Existen innumerables opciones de financiación en el mercado. Algunos ejemplos para financiar la transformación de su organización son: aprovechar el capital corporativo y presupuestos generales; pedir préstamos específicos para actuaciones en sostenibilidad; trabajar con proveedores que puedan utilizar su capital para ofrecer sostenibilidad "como servicio"; y aprovechar subvenciones e incentivos.

Autofinanciación

La más sencilla, y la que más costes conlleva de forma inmediata, es la autofinanciación: utilizar los recursos internos de la organización para financiar iniciativas climáticas. Este enfoque probablemente es más adecuado para empresas con balances sólidos que pueden dedicar sumas sustanciales a gastos de capital, o para transformaciones de bajo capital y/o que se amortizan rápidamente. El desafío típico, sin embargo, es que el capital interno para la sostenibilidad puede tener que competir con el uso de estos fondos para otras actividades que pueden considerarse que tienen un mayor valor económico (cosa que puede ser cierta, o no).

Ejemplo: Interface, fabricante mundial de moquetas y suelos modulares, autofinancio buena parte de su iniciativa para alcanzar un impacto net-zero en 2020 desde 1994, cumpliendo su objetivo en 2019. Invirtió mucho en tecnología de bajas emisiones de carbono, como paneles solares e iluminación de bajo consumo, e introdujo cambios en su proceso de fabricación, reduciendo los residuos y el consumo de agua (2).

Financiación verde

Recibir capital a través de préstamos verdes implica obtener y utilizar deuda específicamente para la descarbonización u otros proyectos de sostenibilidad. Este enfoque puede ser adecuado para empresas que no disponen de capital suficiente para iniciar su trayectoria climática.

GSSS (bonos verdes, sociales, sostenibles y vinculados a la sostenibilidad) describe la naturaleza de un volumen creciente de bonos emitidos para obtener financiación del mercado, al señalar que una empresa desea invertir en un tipo concreto de actividad sostenible. Una parte sustancial de las emisiones de deuda bajo este paraguas representa el capital recaudado y utilizado por las empresas para realizar inversiones en soluciones climáticas, a menudo a un costo de financiamiento más bajo que los bonos estándar. Los bonos GSSS están creciendo significativamente como porcentaje de la emisión total de bonos. Según Climate Bonds Initiative, los bonos GSSS representan alrededor del 5% del mercado global de bonos y su emisión alcanzó los 863.400 millones de dólares en 2022. Los bonos verdes, definidos a continuación, son un subconjunto de los bonos GSSS, y representan aproximadamente la mitad del volumen, 487.100 millones de dólares (3).

Los nuevos medios de financiación de deuda suelen ofrecer financiación a menor coste a las empresas que financian proyectos sostenibles. Algunos ejemplos son:

  • Bonos verdes: Dedicados a financiar proyectos o actividades nuevos y existentes con impactos medioambientales positivos.

  • Bonos de sostenibilidad: Utilizados para financiar o refinanciar una combinación de proyectos o actividades ambientales y sociales.

  • Bonos vinculados a la sostenibilidad (SLB): Vinculados a los logros sociales/climáticos del emisor a nivel general (no vinculados directamente a proyectos de sostenibilidad). Los bonos ligados a la sostenibilidad se centran en objetivos, no en actividades. El progreso hacia los objetivos de sostenibilidad seleccionados se traduce en una disminución o un aumento del coste de la financiación. Los ingresos pueden utilizarse para fines corporativos generales, a diferencia de las otras categorías de bonos, que se basan en actividades, lo que significa que los ingresos se utilizan para proyectos específicos.

Su empresa puede explorar estas oportunidades, ya que cada vez son más las empresas que emiten con éxito bonos verdes a tipos de interés más bajos.

Para más información, consulte: Raise capital for climate investments through green bonds.

Sostenibilidad como servicio

La sostenibilidad como servicio, concepto a través del cual un proveedor de servicios ofrece resultados de sostenibilidad “llave en mano”, es un enfoque cada vez más popular. En concreto, la energía como servicio (EaaS), que consiste en desplegar sistemas de gestión de energía para edificios, así como activos de eficiencia energética para edificios comerciales, está muy extendida. Suelen ofrecerlo las empresas de servicios energéticos (ESE). En pocas palabras, es una opción para que las empresas y los propietarios de edificios implementen la gestión energética de edificios sin utilizar su propio capital.

EaaS es típicamente un acuerdo financiero basado en el rendimiento, donde las ESE son pagadas en función del rendimiento y ahorro energético demostrado, durante períodos de tiempo más largos. Las ESE actúan como promotoras de proyectos de sistemas de gestión energética en función de las necesidades de los propietarios de los edificios y suelen asumir la propiedad y los riesgos asociados a cada proyecto. Las ESE también pueden proporcionar un mantenimiento continuo, así como la gestión de los diversos activos energéticos (por ejemplo, bombas de calor, controles de iluminación) para garantizar un rendimiento optimizado. En algunos casos, pueden crearse empresas con fines especiales para que sean propietarias de las mejoras de eficiencia e incluso de las fuentes de energía renovable independientemente de la propiedad del edificio, lo que permite reducciones mucho más profundas de la huella de carbono. Al final del contrato, éste puede renovarse o la empresa puede recomprar los activos a la ESE.

Ejemplo: En 2017, AT&T se asoció con Redaptive, un proveedor de energía como servicio, para instalar sistemas de iluminación inteligentes y eficientes en casi 650 instalaciones de la empresa. El resultado fue un ahorro energético anual de casi 20 millones de dólares y se evitaron 67.500 toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero (4).

Subvenciones e incentivos

Además de las fuentes de financiación privadas, también existen abundantes oportunidades de financiación pública, especialmente a través de los proyectos de ley estadounidenses Inflation Reduction Act (IRA) e Infrastructure Investment & Jobs Act (IIJA), y del Green Deal Industrial Plan (GDIP) de la UE. La IRA y la IIJA contienen $479 mil millones de incentivos públicos en forma de créditos fiscales (lo que, a su vez, ha llevado a una ola de inversión privada). El GDIP contiene $378 mil millones en incentivos de suministro de fondos de la Unión Euroopea y prevé más financiación potencial por parte de los estados miembros.

Con Estados Unidos, la UE y otros organismos gubernamentales ofreciendo miles de millones en fondos públicos para proyectos de sostenibilidad, existe una importante incentivación pública del progreso climático (empresarial).

Ejemplo: Tesla y su proveedor de baterías, Panasonic, van a recibir 1.800 millones de dólares del Gobierno estadounidense en subvenciones dentro del programa de créditos para la fabricación de baterías de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA). Además, en el marco de su programa de créditos fiscales al consumo, la IRA también ofrece un crédito fiscal de 7.500 dólares por cada vehículo eléctrico comprado por los consumidores hasta 2033, junto con 45 dólares/kWh por cualquier paquete de baterías fabricado en EE.UU., lo que aumenta el atractivo de Tesla en el mercado nacional (5).